El pie es una unidad de longitud basada en el pie humano. Ya era utilizado antiguamente por los romanos (el pie romano equivalía aproximadamente a 30 centímetros). En la actualidad, el pie ha sido sustituido por el Sistema Internacional de Medidas, aunque algunos países siguen utilizándolo de manera cotidiana, estos han fijado su longitud en 30,48 centímetros. El pie apareció por primera vez en la historia en la civilización sumeria, según una leyenda urbana, un medidor de piedras uso los pies para medirlas, argumentando que sería más fácil de esta manera. Los romanos y los griegos también utilizaron esta medida, el primero variaba entre los 27 y 35 centímetros, aunque los templos señalan que podrían variar entre 30 y 33 centímetros. El romano también oscilaba entre 27 y 35 centímetros.
La pulgada es una unidad de longitud originalmente creada por los romanos, desde que se creó siempre ha sido igual a la falange distal del pulgar. Ha sido utilizada en muchos países, sin embargo, dependiendo de la longitud de la falange del que fijó la medida el valor es diferente, por ejemplo, la pulgada castellana equivale a 23,2 milímetros, la inglesa son 25,4 milímetros y la francesa 27,07 milímetros. desde la creación del Sistema Internacional de Unidades, se ha ido abandonando progresivamente, siendo las últimas regiones en abandonarlo las anglosajonas. La pulgada se ha establecido con el símbolo in o " (derivado del ingles: inch). Aun así, la pulgada aún sigue siendo utilizada en la industria, precisamente en las instalaciones de gas. Las roscas hidraúlicas o neumáticas se miden en pulgadas, pero no se mide directamente el diámetro de la rosca, sino el diámetro de la manguera o tubo a la cuál se conecta la rosca. Actualmente cada vez más se utilizan los milímetr